Fijándonos en la calidad más que en la cantidad. Olvidándonos de esa cultura enciclopedista mediante la cual hemos repartido el conocimiento por edades y parece que esa es la brújula de nuestro quehacer como maestros/as. Olvidándonos del cambiar por cambiar; parece que todo lo nuevo es bueno, y no es así. Por supuesto, creyendo en nuestros niños/as, transmitiéndoles que confiamos en ellos/as y que tenemos máximas expectativas respecto a ellos/as. Queriéndoles mucho. Y finalmente, teniendo muy en cuenta los espacios del centro: que igualmente deben ser ricos en posibilidades y en recursos de aprendizaje.
2018-09-18