FEAE Cantabria

¡Saboreando la Educación!

El 12 de noviembre arrancamos el curso FEAE con una «tertulia de bar» que, a la vista de los resultados, podríamos decir que es un formato exitoso. Nos proponíamos reflexionar sobre la evaluación de los docentes y para ello contamos con tres participantes invitados que nos aportaron sus EXPERIENCIAS desde ambos lados de la barrera: el evaluador y el evaluado.

Como evaluadora actuó Eva, del C.C. Sagrada Familia de Camargo. Como evaluados, dos profesores de secundaria que, tras aprobar la oposición del 2018, acaban de superar el periodo de prácticas de funcionarios.

El primero, Óscar, contaba con mucha experiencia docente antes de aprobar la oposición. La evaluación a través de las prácticas le sirvió de acompañamiento, pero no realmente de “evaluación formativa”, que debería haberse producido al inicio de su carrera docente.

Por su parte, Nacho nos contó que, tras años en otros entornos laborales, el año de prácticas le supuso una experiencia muy valiosa. Se vive la experiencia de la evaluación desde el “temor al inspector” inicial, que se fue sustituyendo por una muy buena sensación de acompañamiento y aprendizaje. Valora muy positivamente la evaluación entre pares que se produjo también en el centro; viniendo de la empresa privada, considera esencial el trabajo en equipo y, naturalmente, la evaluación. Cree, como Óscar, que la evaluación debe producirse al inicio de la docencia, aún siendo interino.

Eva expuso que en un centro privado, como es el caso del que ella dirige, la contratación ya implica una evaluación, ya que se selecciona a los candidatos a partir de unos parámetros que se les aplican. A partir de ahí, se trabaja mucho la coordinación supervisada, en base a rúbricas y referentes de evaluación compartidos. Están trabajando en mejoras de espacios y tiempos que favorezcan mayor contacto entre los docentes durante el desempeño de su labor, para ir evitando el “aula cerrada”, pero la intervención de un evaluador en las aulas todavía es difícil de plantear en el centro.

Terminadas las exposiciones de los tres invitados se abrió el tiempo de «tertulia» en torno a unos pinchos y unas cañas dispuestas en la zona de la cafetería de la Escuela Oficial de Idiomas de Santander que previamente habíamos reservado para esta actividad. Tratándose de «saborear la educación» nos pareció idóneo el entorno de un centro educativo. Y estos son los puntos más destacados de las aportaciones de los siete grupos en que se dividieron los asistentes (una treintena larga) para el debate:

https://feaecantabria.weebly.com/noticias?fbclid=IwAR3grUYycaLFCtwDqBf4lm4KnSiN2wD1yXhwykODJfhgTfHZsll5Nvh2rjo

En un cole pequeño, se favorece la colaboración informal, todos conocen a todos. Quizá falte coordinación más estructurada, con objetivos claros de mejora, pero el conocimiento mutuo y la colaboración entre iguales están garantizados, no así en los grandes centros.

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